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Recuerdos Del Mariachi Vargas de Tecalitlán
1925-1939

Fragmentos de Mi Autobiografía

Por Nicolás Torres Vásquez





Capítulo 1: Tecalitlán

Yo nací en Tecalitlán, Jalisco de una familia humilde y numerosa el 22 de marzo de 1910. Mis padres carnales fueron Altagracia Vásquez y Teófilo Torres. Por parte de mi padre, oriundos de Tecalitlán y por parte de mi madre de Aguijillo, Jalisco. En ese tiempo no había más que cinco años de educación primaria en Tecalitlán. Yo llegué hasta el tercer año. Yo fuí el primer músico.

Quiero decir algo referente a mi querido Tecalitlán, pueblito bendito de Diós, ésto por varias razones. Tenemos un clima muy agradable. A corta distancia se localizan dos volcanes, uno de fuego y el otro de nieve. Estos son los más nobles del mundo, ya que no nos han hecho daño alguno. Hay otra razón. Al frente de Tecalitlán hay una cruz pegada al cerrito que le llamamos "El Cerrito de La Santa Cruz" que nos hace sentir protegidos de los temibles huracanes que cuando se acercan se convierten solamente en lluvias.

Eran tiempos de la revolución crister en México, tiempos difíciles para todo el país y en particular para el pueblo de Tecalitlán. Todo era confuso y a la vez peligroso para las familias que trataban de vivir en paz. En algunas ocasiones hubo tiroteos del gobierno y los "cristeros" con saldo de algunos muertos. Pero a mí, no me importaba tanto el mal tiempo. Al cabo que las revoluciones no las hacen los niños!

Lo que yo veía eran grupos de dos o tres elementos tocando aquella música de mariachi. Los grupos chicos eran más frecuentes tal vez porque aún la situación no mejoraba. Ya en esos años 1925-26 los mariachis divertían a la gente y en momentos ni se acordaban del peligro!

El dinero era escaso. Ni lo bancos hacían negocio! Había un sistema de "trueque"- un modo de gastar menos dinero cambiando mercancía, desde el carnicero, el lechero, el sastre, el verdulero, etc. Todos hacían un cambio convenido y equitativo. Me dí cuenta que los músicos también tenían que aceptar ese trueque.

Cuando yo era niño todavía me juntaba con amigos a los cuales les gustaba jugar con objetos que podían hacer sonar y, si fuera posible, tocar una tonadita. Creo que a Silvestre Vargas le pasó lo mismo. El fué nueve años mayor que yo.

A mime tocó por buena suerte conocer a uno de los primeros que se agrupó con los señores Vargas. El se llamó Trinidad Olivera. Yo tenía alrededor de catorce años cuando me vio que andaba aún en plan de juego con un amigo mío. Mi amigo tocaba guitarra y yo mandolina.

Al vernos con instrumentos, él me preguntó, "Te gustaría enseñarte a tocar el violín?" Le contesté, "Es que no tengo." Y dijo, "Pues, si tú quieres, yo te presto uno de los que tengo, y si aceptas te espero ahí donde ensayo."

En cuanto nos pusimos al ensayo luego me dijo lo siguiente: "Tú vas a ser un segundo violín; es por eso que te debo decir de que manera lo hagas." Lo seguimos haciendo con la mejor voluntad. Al término de seís semanas me llevó a mi primer tocada, la cual le pagaron a él $4.50 (moneda nacional) por el tiempo de tres y media horas. Guardo toda mi gratitud al señor Trinidad, más bien conocido con el sobrenombre "El Potrillo", quien fue mi primer maestro.

Por los años 1929-30 visitó a Tecalitlán una orquesta de apróximadamente seís músicos. Entre ese grupo iban tocando dos hermanos: Rafael y Jerónimo Quintero. Rafael tocaba el violín y Jerónimo la guitarra. Después vino a radicarse a Tecalitlán la familia Quintero y nos hicimos buenos amigos. Un día de pronto me dijo un de ellos, "Vamos ensayando algo mi hermano, tú y yo." A lo cual acepté con gusto y después de un mes empezamos a tocar juntos en varias ocasiones.

A fines de los 1920's, parecía que se acercaban tiempos mejores. Los agricultores trabajaban más sus tierras, los ingenios azucareros contrataban más trabajadores, y también hasta los mariachis aumentaron. Así era que se iba mejorando la situación económica.

Capitulo 2: Mariachi Vargas

El mejor mariachi de Tecalitlán era el de los Vargas, padre e hijo. Cuando yo los conocí eran cuatro: Manuel Mendoza, arpa; Gaspar Vargs, guitarra de golpe; Silvestre Vargas, primer violín; y Trinidad Olivera, segundo violín. Ellos tocaban de todo: polkas, valses, corridos, canciones de la época, y sin faltar, aquellos sones que tocaban magistralmente. Su estilo de tocar de Gaspar Vargas y Manuel Mendoza causó la admiración de todo el pueblo. Algunas de las canciones que se tocaba en aquella época eran "Las Perlitas," "Desengaño," "La Adelita," "La Chancla," "Jarabe Ranchero," y "El Cihualteco."

Recuerdo que mi compañero Trinidad me dijo que tenía el compromiso de ir al ingenio alcoholero que se llama "La Cañada." Esto sucedió en el año de 1928. Fue la primera vez que toqué con los compañeros Vargas. Poco tiempo después fue que trabajamos más frecuéntemente. Yo venía siendo el quinto elemento del grupo. Ya éramos tres violines, dos primeras y su servidor de segunda.

En los años 1928 a 1930 íbamos a ciudades cercanas de Tuxpan, Tamazula, Ciudad Guzmán, y a la capital de Colima. Cuando se terminaban las fiestas religiosas en Guzmán en seguida fueron las de Colima. Así se pasaron dos o tres años.

En el año 1932 el señor Mariano Escobedo contrató al Mariachi Vargas para tocar una temporada en la ciudad de Tijuana, Baja California. El señor Manuel Mendoza no quiso ir porque él ya estaba en edad avanzada. Es por eso que se invitó a Francisco Alvarez, un arpero de Tamazula.

Salimos via Manzanillo por barco para llegar al puerto de Ensenada. Para nosotros aquello era una novedad porque fué la primera vez que viajamos por barco. Algunos compañeros se marearon en el viaje. Llegando al puerto de Ensenada seguimos por tierra a Tijuana. Allí se presentó al mariachi en un bar cantante, propiedad del señor Escobedo. Creo que fué la primera vez que veían a un mariachi y a la gente le gustó.

El uniforme que llevamos a Tijuana fué de manta con un ceñidor rojo enredado en la cintura y sombreros de palma. Para improvisar otro uniforme teníamos una guayabera con ligeros adornos. Un pañuelo amarrado al pescuezo acompañaba estos dos uniformes.

Regresamos por tierra por una parte del desierto de Sonora, rumba a Tepic, en una de aquellas primeras camionetas que hacían esos servicios.

Resulta que poco después de regresar a Tecalitlán supimos que mataron al compañero Francisco Alvarez en Tamazula. Se acercaba la fecha de un compromiso en Guadalajara y no traíamos arpero. Hablaron con Manuel Mendoza y aceptó ayudarnos aclarando, "Yo ya no quiero seguir tocando."

Seguimos con los ensayos porque ya estaban en el mariachi los nuevos compañeros los hermanos Quintero, los cuales ya sabían mucho de lo que se tocaba. Esto fue sin duda para darle al mariachi mas realce.

Luego se llegó la fecha del compromiso en Guadalajara. Fué el concurso que se celebró el mes de octubre de 1933 en Agua Azúl. Instalaron un lugar con madera para hacer la presentación de los grupos de mariachi que habían de presentarse. Llegó la hora de reunirnos en dicho lugar, pero al ver a algunos grupos de los de Guadalajara portando lujosos trajes de charro, nos hacía pensar que a ellos les tocaba disuptar el primer lugar. Pero al fín no fue así. El primer lugar nos correspondió a nosotros. Uno de esos sones que tocamos era ese que dice: "Oigan y oigan señores, oigan el tren caminar, el que se lleva a los hombres al otro lado del mar..."

Cuando regresamos de Guadalajara a Tecalitlán cumplió su palabra Manuel Mendoza. Todos los del mariachi no queríamos que este compañero se separara. Hubo la necesidad de buscar otro y se le invitó a José Mendoza, de Zapotiltic. No era familiar del otro señor Mendoza.

El presidente municipal de Tecalitlán, don Arturo de la Mora, influyó para que participáramos en el concurso de Guadalajara. Incluso, nos dió la sugerencia  de que no fuéramos a la capital de la república a "jugar la carta mayor." En una junta del grupo acordamos que sí iríamos a la capital y que íbamos a dejar la representación del grupo a Silvestre Vargas.

Ya teníamos poco tiempo de ensayo con el nuevo compañero José Mendoza, lo mísmo con el violinista Santiago Torres. Salimos por tren a la ciudad de México en el mes de noviembre de 1933.

Capítulo 3: México, D.F.

En México la familia Flores fue a la estación de ferrocarriles a recibirnos para luego conducirnos a la colonia de "Los Doctores," donde ya nos habían conseguido habitación. Nos presentaron a un joven cantante llamado Pepe Guitiérrez, quien nos llevó a la casa de una cantante que hacía dueto con él. Con él y con ella luego hicimos grabaciones y presentaciones; ella se llamó Lucha Reyes. A ambos les gustaba la música de mariachi.

Fuimos a la Plaza Garibladi para conocer "El Tenampa" y el modo de trabajar de los mariachis, pero nunca estuvimos una temporada allí. Nosotros empezamos a trabajar en México en las "casas de cita" o burdeles. Los fines de semana trabajábamos en una cantina frente al "Toreo" que se localizaba en las calles de Oaxaca y Vallodolid.

En el año 1934 se formó una comisión de festejos en el mercado Abelardo Rodríguez. La principal idea fue llevar a cabo un concurso de mariachis en el cual nos incluyeron. Fué algo similar al que se celebró en la ciudad de Guadalajara, el primer lugar fué nuévamente para el Mariachi Vargas de Tecalitlán.

El compañero del arpa, José Mendoza, no dilató mucho tiempo en el mariachi, ya que regresó a su tierra natal. En seguida también volvió mi estimado maestro, Trinidad Olivera.

En México radicaba la familia del señor Melecio Villa, procedente de Zapotiltic, Jalisco. Hubo dos hijos. Ernesto tocaba el arpa y José la vihuela. A Ernesto se le invitó a ingresar al Mariachi Vargas en 1935. En 1936 entró el hermano, quién años después formaría el "Mariachi México de Pepe Villa". Por ese mísmo tiempo entró el guitarronero Eliseo Camarena. Pronto se acopló muy bien con el arpa.

La primera estación de radio en que tocamos era la XEB, la del "Buen Tono." Pasamos programas de quince minutos dos veces por semana. Después logramos conseguir contrato para pasar programas de igual duración en la XEW. Era la mejor de México. Allí acompañabamos a Guadalupe "La Chinaca," al dueto "Las Cantadoras del Bajío," Pépe Gutiérrez, y los compositores Felipe Bermejo y Pépe Guízar, entre otros.

En 1937 el maestro Tata Nacho nos incluyó en una película donde él compuso la música y canciones. La película se llamó "Así Es Mi Tierra" y fué la primera intervención del Mariachi Vargas en el cine.

No faltó quien nos aconsejara que fuéramos a entrevistar al presidente de la república, General Lázaro Cárdenas quien nos recibió personálmente. Le pedimos que nos acomodara en alguna dependencia de gobierno, con tan buena suerte y con su modo muy humano nos puso como comisionados en la jefatura de policía. El jefe en ese tiempo se llamaba Vicente González, quien nos dejó bajo las órdenes del maestro "Miguel Lerdo de Tejada," director de la "Orquesta Típica de la Ciudad de México."

Ya como empleados de la policía era obligación el cumplir los "servicios," tocando principálmente en las casas de los funcionarios de gobierno. El sueldo que ganábamos no era suficiente para vivir, pero era un respaldo.

La disciplina de la policía era drástica. Silvestre Vargas nos hizo saber que no permitían que uno faltara, aún estando enfermo. Pero el grupo estaba en desacuerdo con aquella disposición. Además Silvestre Vargas se rehusaba a repartir las propinas entre todo el grupo provocando la disolución del Mariachi Vargas a mediados del año de 1939. Supe que después de la disolución algunos dos o tres compañeros regresaron, pero yo jamás volví a agarrar el violín para tocar con el Mariachi Vargas.

Es esta obra me he limitado a hablar únicamente de los acontecimientos que yo mismo experimenté entre los años 1926-1939. A quien le correspondió ecribir la historia completa del Mariachi Vargas fue a Silvestre Vargas, pero nunca lo hizo. Eso me impulsó a escribir ésta autobiografía.

Nicolás Torres Vásquez
Montebello, California
Marzo de 1991

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Jon Clark
mariachero@aol.com
Laura Sobrino
laura@sobrino.net